Los pinceles a menudo suelen perder el pelo de las celdas conforme pasa el tiempo. A veces también lo pierden aunque sean nuevos y quizás te has encontrado con la situación de ponerte a pintar y se iban quedando pelos en la pared.
Para que ésto no pase deja el día de antes el pincel en remojo con agua templada, preferiblemente cerca de una fuente de calor. El calor hará que los pelos no se suelten o, si lo hace, será para quedarse en el agua, no en la pared.