Sí, es terrible descubrir que alguien se tomo la leche de tu desayuno o que mordió tu hermoso bocadillo de tortilla de patatas. He aquí cómo lograr que nunca más nadie se robe la comida que dejas en el refrigerador de la oficina.
Notas pasivo-agresivas
Es el remedio clásico, pero está tan difundido que los post it con leyendas del tipo «Si bebes leche, cómprala», provocan racionalizaciones en su destinatario, y puede justificar sus futuros robo a partir del rencor que le provoca tu nota
Maquillar la comida
Incluir algunos efectos especiales (tintura verde o manchas sobre la bolsa de la comida) que hagan verse a tu comida menos apetitosa es una tentación, pero los ladrones más sofisticados no se lo van a tragar el ardid, y sí tu comida
Comida venganza
Un aliciente extremo para que el tunante se compre su propia comida es preparar bocadillos de comida de gato o bebidas con laxante, lo que nos deja ante interesantes dilemas éticos
Comprende al ladrón
Si quieres acabar con el robo, tienes que entender las razones que llevan a una persona a hacerlo. La justificación más habitual de los ladrones es sentir que no hacen daño a nadie o que toman lo que a otra persona le sobra. Hay, pues, que demostrarles el daño que te hacen. Deja una nota sobre el refrigerador exponiendo cómo el robo de tu comida te hizo daño sentimental y económicamente, con claridad, con cifras, con rabia.
Si todo lo anterior falla, bueno: es tiempo de ir a comer al café de la esquina. O mudate a Valencia.
Fuente | Chow