Imagina que tus hijos te han hecho un dibujo que bien puede ser el primer dibujo que ellos hayan hecho. Si eso es así lo más seguro es que quieras conservarlo. Sin embargo, para guardarlo, al ser papel, lo más seguro es que éste se vuelva amarillento y al final se pierda o se rompa porque el papel se vuelve más frágil.
Para intentar evitar eso hay dos formas de conservarlo: la primera es meterlo en una funda de plástico y sellarla. De este modo lo conservas en un sitio donde no va a poder doblarse ni va a tener problemas. Otro de las formas es plastificarlo, bien en las tiendas o con el forro adhesivo que puedes comprar en las librerías.
Seguro que así te dura mucho más tiempo (hasta puedes enmarcarlo y colgarlo en tu oficina).
