Las prendas blancas se caracterizan por lucir frescas y pulcras, pero también por desaliñarse de inmediato apenas aparecen las temidas manchas amarillas, causadas generalmente por el sudor, afeando la apariencia de nuestra prenda y haciéndola lucir vieja antes de que cumpla con su ciclo de vida. Además, de la molestia de perder la cantidad de dinero que pagamos por ella, se añade la de tener que comprar otra prenda que también se deteriorará en un futuro no muy lejano… ¡Qué desperdicio!
La clave está en no desesperarse y tratar a nuestra ropa blanca con paciencia, ayudándole un poco a los detergentes y blanqueadores con la tarea del lavado. Aquí te decimos lo que puedes hacer, con muy buenos resultados:
1. Disuelve una cucharadita de vinagre blanco en media taza de agua. Revuelve bien.
2. Cepilla con vigor la superficie por la que se extiende la mancha.
3. Deja reposar la prenda impregnada del vinagre alrededor de treinta minutos.
4. Mete la prenda a la lavadora con una taza de detergente y otra taza de vinagre. Programa el ciclo para ropa delicada. Si lo deseas, puedes también incluir a más prendas blancas. Se beneficiarán del tratamiento que le das a la ropa con manchas.
5. Deja secar y plancha como de costumbre.
Por último, hay quienes recomiendan incluir en la mezcla para el cepillado una taza de bicarbonato de sodio. ¡Vale la pena probarlo!
