Desprenderse de las posesiones materiales puede ser un verdadero reto para algunas personas. Pero siguiendo estos consejos es posible hacerlo sin tanto drama:
1. Responde a las preguntas básicas: ¿Te queda? ¿Te lo has puesto en el último año? Si no es así, ¿Por qué lo conservas? Aunque parezcan demasiado obvias, responder honestamente a estas preguntas puede conseguir que nos deshagamos del 50% de la ropa que tenemos ocupando espacio sin razón en nuestro armario.
2. Opta por lo más saludable: Hay que desechar todo lo que ya no nos quede bien, «bajaré de peso» y «me volverá a entrar» no hacen más que mantenernos en el pasado y olvidarnos del presente, y eso sólo conseguirá entristecernos y minar la calidad de nuestra vida.
3. Apila tres montones de ropa: La que quieres conservar, la que ya no deseas, pero está en excelentes condiciones, y la que necesita composturas. Puedes ser honesta con amigos y familiares e invitarlos a que escojan prendas del segundo montón. Nos sentiremos mejor si alguien a quien apreciamos aprovecha algo que nos gustaba, aunque una mejor opción es donarlo a quien más lo necesite. Del tercer montón debemos decidir si repararla, reciclarla o desecharla.
Así, poco a poco, tu armario podrá ir dando paso a lo nuevo que está ahí esperándote.