Los pendientes, aunque no lo veas a simple vista, también se ensucian y hay que limpiarlos cada poco tiempo para que no se acumule demasiado la suciedad.
A veces darle con agua (como cuando te duchas) no es suficiente para limpiarlos y necesitas algo más. Y es que la suciedad se va acumulando en los huecos de la forma del pendiente haciendo que, cuando te dispongas a limpiarlos, veas algunas veces que las formas han quedado ocultas tras la suciedad.
Para limpiarlos lo que se puede usar es un palillo de los dientes. El palillo quitará primero la suciedad y, después, podemos usar productos para la limpieza de joyas (dependiendo de si es oro, plata u otra aleación) para terminar de limpiarlo (aunque una vez quitada la suciedad, con un poco de lavavajillas y agua se queda bien). Eso sí, ten cuidado de no rallar el pendiente.