Los lentes de contacto ya no se hacen de cristal, sino de otros materiales lo suficientemente flexibles como para no romperse y provocar daños en los ojos. Sin embargo, es posible que tras un golpe o una fuerte presión, los lentes se quiebren. Es ese caso, conviene hacer lo siguiente si no se cuenta con una atención médica inmediata:
1. Moja tus ojos con solución salina ocular o, si no la tienes, con agua purificada ligeramente salada. La mejor manera de hacerlo: colocar la solución sobre un espejo de mano y deslizarla en ángulo sobre tu ojos abierto, hasta que el ojo se humedezca totalmente. La humectación del ojo impide que daños por arañazos y resta adherencia a la superficie del globo ocular.
2. Mientras el ojo está humedecido, rota tus ojos. Hazlos girar en círculos.
3. El agua salada removerá poco a poco las lentes. Entonces puedes tomarlos con tus dedos o dejar que los trozos caigan sobre el espejo.
4. Repite la humectación del ojo hasta que todos los fragmentos del lente hayan sido removidos
5. Visita a tu médico tras la extracción.
Fuente | Ehow