Lo cierto es que los helados caseros están muy de moda. Y no es de extrañar, porque tienen un montón de ventajas: no tienen conservantes ni colorantes, son mucho más naturales… y además, están buenísimos. Hay montones de recetas para hacerlos utilizando una heladera, pero también se pueden hacer sin necesidad de utilizar este aparato.
Hay una forma de hacerlos que da muy buen resultado. Se trata de colocar en un bol grande una generosa cantidad de cubitos de hielo. Se añade un puñado bastante generoso de sal y se mete en un recipiente más pequeño la mezcla base del helado, metiéndolo dentro del bol, de manera que quede bien cubierto por los cubitos de hielo.
Hay que batirlo durante unos diez minutos más o menos utilizando una batidora de mano y meter los dos recipientes en el congelador durante unos tres cuartos de hora.
Después, sacarlo del congelador y volver a batirlo de nuevo otros cinco minutos. Si el proceso va bien, a estas alturas ya se debería haber formado una crema suave. Sacar el recipiente del helado del que estaba lleno de cubitos y cubrirlo con un papel film.
Meterlo de nuevo en el congelador, hasta el momento de servirlo. Como mínimo, debería estar en el congelador varias horas o incluso toda una noche, para asegurar un resultado óptimo.
Lo cierto es que es un método sencillo, y que no requiere estar demasiado tiempo pendiente del helado. Además, el resultado es estupendo y salen helados muy buenos. ¿Te animas a probar?
Vía| Directo al paladar
Foto de Canastacos